martes, 20 de noviembre de 2012

Argo - Reseña - Películas

    En el año 1997, un joven Ben Affleck escribió una película que causó sensación entre críticos y audiencia, Mente Indomable (Good Will Hunting). Desde entonces se pensó en el actor como parte de una nueva generación de artistas de cine que llegaban a revolucionar la industria con ideas frescas y novedosas. Sin embargo Affleck no logró repetir su éxito, la fórmula de la genialidad fílmica se le había escapado. Eventualmente formó parte de la gran gama de actores taquilleros sin mucho que ofrecer, recordemos películas como Pearl Harbor, Daredevil o Armageddon. Dentro de este marco, se especuló mucho acerca de su nuevo proyecto, “Argo”. Los medios de comunicación estaban emocionados, una nueva película dirigida, producida y protagonizada por Ben Affleck. Fue aún más importante el tema del film; Affleck se alejaba de la acción y el romance para crear una trama de tensión geopolítica, definitivamente éste no es el actor “carita” al que estamos acostumbrados. ¿Pero podría el maduro Affleck lograr lo que hizo de joven?
    “Argo”, basada en hechos reales, nos situa en el año 1979 justo en medio de la crisis en Iran. El Ayatola Jomeini ha tomado control del país y su antiguo gobernante, el sha Mohammad Reza Pahlavi ha huido de las represalia de su pueblo. Una turba de estudiantes decide tomar la embajada de Estados Unidos para presionar al gobierno norteamericano de entregar al sha, quien se encuentra en un hospital de ese país. Este es el inicio de la famosa crisis de rehenes, casi 50 empleados de la embajada son tomados por los estudiantes. Pero seis logran escapar y refugiarse en la casa del embajador de Canadá. En los cuarteles de la CIA, un grupo de agentes tiene la misión de sacar a los seis refugiados de la embajada canadiense. Tony Mendez (Ben Affleck) idea un plan en el cual él se haría pasar como un productor de cine en Irán y luego saldría del país con los seis diplomáticos como si fueran parte de su equipo de filmación.
    La premisa es interesante y Affleck logra ejecutarla eficazmente. El film atrapa desde el inicio cuando se presentan los antecedentes de la situación política en Iran, luego tenemos la toma de la embajada en un aumento de suspenso que hace sentir al espectador como si él también fuera a ser secuestrado. Es un acierto del director no mostrar la entrada de los estudiantes iraníes con un exceso de violencia o una gran afrenta al patriotismo estadounidense. De hecho toda la película sigue este tono, a pesar de que la audiencia simpatizará con los rehenes, tampoco se sataniza a los persas. Incluso se muestran imágenes del pueblo estadounidense reaccionando de manera igual de violenta que en Irán. Ben Affleck manda el mensaje de que la guerra no tiene sentido para ninguno de los bandos. Al final de la película, en un mensaje de Jimmy Carter, afirma que él logró resolver la situación iraní sin violencia, como lanzando un desafío a la actual administración norteamericana.
    Algo inusual es que el film va cambiando de género. Después del suspenso de la toma de la embajada y la CIA tratando de idear un plan para ayudar a su gente, pasamos a la comedia. El agente Tony Mendez tiene que armar el proyecto de una película que podría ser filmada en Irán, para eso recibe la ayuda de un verdadero productor de Hollywood y de un jefe de maquillaje. Aquí la película agarra un tono parecido a “La gran estafa” (Ocean's Eleven) mientras arman el proyecto y le mienten a la prensa. Los seguidores de la serie de Star Wars tendrán agradables sorpresas y referencia en esta sección. Después pasamos al último acto de la película donde de nuevo volvemos al suspenso que hace agarrarse fuerte del asiento.
   Alan Arkin y John Goodman interpretan a los productores hollywoodenses, sus papeles son lo suficientemente graciosos para romper con la tensión de un tema tan pesado. Es una lástima que en el tercer acto de la película aparezcan tan poco, después de todo el filme no es sobre ellos. Quien tiene un papel muy bueno es Bryan Cranston, reconocido en el mundo de la televisión por su participación en la serie “Malcom, el de en medio” (Malcom in the middle), pero esta vez no lo veremos haciendo bromas sino como el supervisor de la operación de Tony Mendez. Desarrolla muy bien su personaje y en poco tiempo nos inmiscuye en la historia.
   “Argo” es un acierto en la carrera de Ben Affleck, brilla más su dirección que su actuación pero siendo responsable del proyecto debemos darle crédito. Toma bastantes licencias creativas sobre la historia real, tal vez la mayor sea disminuir el papel de Canadá en la operación. La película no se siente como una propaganda norteamericana en contra del régimen actual iraní, trata de ser imparcial lo más que puede, aunque hay momentos en que no lo logra como mostrar a algunos soldados iranies como tontos. Esperemos que la carrera de Affleck continue este sendero sin volverse a desviar a películas de gran presupuesto y mala narrativa. ¡Véanla inmediatamente!
 

jueves, 8 de noviembre de 2012

007: Skyfall (Skyfall) Reseña - Películas

    ¿Qué puede decir uno de las películas de James Bond? ¿Hay explosiones? Sí, muchas. ¿Hay balazos? Al por mayor. ¿Tenemos emocionantes persecuciones? Varias, de eso están hechas estas películas. ¿Veremos peleas mano a mano? Creo cada veinte minutos. Muchos de estos filmes se parecen sin embargo no por ello dejan de ser un espectáculo digno de verse en pantalla grande.
    Daniel Craig regresa personificando al emblemático espía británico en Skyfall. En esta ocasión un misterioso villano está dispuesto a desaparecer el MI6, la base de espionaje de Inglaterra. Su plan es humillar a la agencia inglesa robando las identidades de los agentes infiltrados en la red de terrorismo internacional y mostrarlos en un video en Youtube. No todo es acabar con la agencia, el antagonista, interpretado por Javier Bardem, es un ex-espía del MI6 que tiene una vendetta personal con su directora M (Judi Dench). A pesar de los consejos en contra, M decide usar a James Bond para resolver el caso, a quien los años comienzan a hacer estragos. La persecución de Raoul Silva, el personaje de Bardem, llevará a 007 a lugares exóticos como Turquía, Shangai, Macao o los desolados páramos de Escocia. James Bond se enfrentará a un villano que está a su mismo nivel y las consecuencias tal vez sean inesperadas.
    Este es el film número 23 de la saga a 50 años del primero. El encargado del proyecto fue el reconocido director Sam Mendes a quien recordamos por películas como “Belleza Americana”, “Camino a Perdición”, “Jarhead” o “Revolutionary Road”. Mendes ha demostrado ser un director multifacético que sabe crear tensión en cualquier género que maneje. Su trabajo en Skyfall deja completamente satisfecho. No sólo logró combinar la acción de la saga sino que es una de los pocos filmes de 007 que trata sobre los problemas personales de James Bond así como su pasado. Por fin podemos ver el lugar donde se crió el espía así como algunos conocidos de su juventud.
    El tema subyacente de la historia es el reemplazo de lo viejo por lo nuevo, y aquel que no se adapta al cambio debe desecharse. Tenemos al agente 007 algo viejo y acabado; M a punto de ser reemplazada en el MI6 por un director más joven (Ralph Fiennes); la misma desaparición del MI6 considerada como una institución obsoleta de la época dorada de espías; un nuevo Q, encargado de la tecnología, que no cuenta con más de 28 años y no confía en los viejos trucos como plumas explosivas y finalmente el clásico carro de James Bond equipado con metralletas que finalmente es destruido. Estos elementos hacen de la película no sólo un típico filme de acción sino un tratado ligero sobre la adaptación a los tiempos modernos. Aún así no se crea que el filme es serio, está lleno de trepidante acción que mantendrá al espectador al borde de la asiento.
    Todos los actores están en su papel. Daniel Craig y Judi Dench lo tienen perfectamente estudiado. Después de tres películas juntos uno creería que todo está dicho y aún así logran dar agradables sorpresas. La relación entre Bond y M es explorada con éxito durante la película mostrando que M no es de corazón tan frío como parece ser. Javier Bardem entrega un villano degenerado reflejado en sus maneras estrafalarias y su cara deforme que funciona en el filme, aunque le faltó crear esa magia de antagonista inolvidable que ha tenido la serie como Goldfinger, el Dr. No, Mandíbulas o Le Chiffre. Los motivos de su venganza son casi pueriles, parece como un niño enojado porque lo regañó su mamá. Ya para el último acto de la película, su personaje está más consolidado y creíble. Unas adiciones interesantes en la actuación son Ralph Fiennes como el nuevo director del MI6, nada especial ahí; Ben Wishaw como Q, el joven desaliñado geek que asegura poder hacer más daño con su laptop en pijama que James Bond en un año, a Wishaw lo vimos en “El Perfume”; una agradable sorpresa fue Albert Finney como Kincaid, su papel es tan bueno que con sólo unos minutos en la pantalla uno se interesa por la integridad física de su personaje. Tal vez la única queja sea la falta de una “chica bond”.
    El diseño de producción llega a impresionar en algunas partes. No se podía esperar menos con un presupuesto de 150 millones de dólares. En Turquía vemos una verdadera persecución en motocicleta por los callejones de Estambul, luego somos transportados por impresionantes tomas a Londres, Shangai, a un casino de ensueño en Macao y de vuelta a Gran Bretaña. Las tomas de los páramos en Escocia al anochecer fueron de mis favoritas.
    Con el final de la película y el tema de adaptación, me pregunto que le depará el destino al agente 007. ¿Significa una renovación de la saga? ¿Será la última con Daniel Craig? Si sigue la dirección que se le ha dado en las tres últimas películas, la serie de 007 tiene para emocionarnos por los próximos 50 años. ¡Véanla inmediatamente!