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jueves, 8 de noviembre de 2012

007: Skyfall (Skyfall) Reseña - Películas

    ¿Qué puede decir uno de las películas de James Bond? ¿Hay explosiones? Sí, muchas. ¿Hay balazos? Al por mayor. ¿Tenemos emocionantes persecuciones? Varias, de eso están hechas estas películas. ¿Veremos peleas mano a mano? Creo cada veinte minutos. Muchos de estos filmes se parecen sin embargo no por ello dejan de ser un espectáculo digno de verse en pantalla grande.
    Daniel Craig regresa personificando al emblemático espía británico en Skyfall. En esta ocasión un misterioso villano está dispuesto a desaparecer el MI6, la base de espionaje de Inglaterra. Su plan es humillar a la agencia inglesa robando las identidades de los agentes infiltrados en la red de terrorismo internacional y mostrarlos en un video en Youtube. No todo es acabar con la agencia, el antagonista, interpretado por Javier Bardem, es un ex-espía del MI6 que tiene una vendetta personal con su directora M (Judi Dench). A pesar de los consejos en contra, M decide usar a James Bond para resolver el caso, a quien los años comienzan a hacer estragos. La persecución de Raoul Silva, el personaje de Bardem, llevará a 007 a lugares exóticos como Turquía, Shangai, Macao o los desolados páramos de Escocia. James Bond se enfrentará a un villano que está a su mismo nivel y las consecuencias tal vez sean inesperadas.
    Este es el film número 23 de la saga a 50 años del primero. El encargado del proyecto fue el reconocido director Sam Mendes a quien recordamos por películas como “Belleza Americana”, “Camino a Perdición”, “Jarhead” o “Revolutionary Road”. Mendes ha demostrado ser un director multifacético que sabe crear tensión en cualquier género que maneje. Su trabajo en Skyfall deja completamente satisfecho. No sólo logró combinar la acción de la saga sino que es una de los pocos filmes de 007 que trata sobre los problemas personales de James Bond así como su pasado. Por fin podemos ver el lugar donde se crió el espía así como algunos conocidos de su juventud.
    El tema subyacente de la historia es el reemplazo de lo viejo por lo nuevo, y aquel que no se adapta al cambio debe desecharse. Tenemos al agente 007 algo viejo y acabado; M a punto de ser reemplazada en el MI6 por un director más joven (Ralph Fiennes); la misma desaparición del MI6 considerada como una institución obsoleta de la época dorada de espías; un nuevo Q, encargado de la tecnología, que no cuenta con más de 28 años y no confía en los viejos trucos como plumas explosivas y finalmente el clásico carro de James Bond equipado con metralletas que finalmente es destruido. Estos elementos hacen de la película no sólo un típico filme de acción sino un tratado ligero sobre la adaptación a los tiempos modernos. Aún así no se crea que el filme es serio, está lleno de trepidante acción que mantendrá al espectador al borde de la asiento.
    Todos los actores están en su papel. Daniel Craig y Judi Dench lo tienen perfectamente estudiado. Después de tres películas juntos uno creería que todo está dicho y aún así logran dar agradables sorpresas. La relación entre Bond y M es explorada con éxito durante la película mostrando que M no es de corazón tan frío como parece ser. Javier Bardem entrega un villano degenerado reflejado en sus maneras estrafalarias y su cara deforme que funciona en el filme, aunque le faltó crear esa magia de antagonista inolvidable que ha tenido la serie como Goldfinger, el Dr. No, Mandíbulas o Le Chiffre. Los motivos de su venganza son casi pueriles, parece como un niño enojado porque lo regañó su mamá. Ya para el último acto de la película, su personaje está más consolidado y creíble. Unas adiciones interesantes en la actuación son Ralph Fiennes como el nuevo director del MI6, nada especial ahí; Ben Wishaw como Q, el joven desaliñado geek que asegura poder hacer más daño con su laptop en pijama que James Bond en un año, a Wishaw lo vimos en “El Perfume”; una agradable sorpresa fue Albert Finney como Kincaid, su papel es tan bueno que con sólo unos minutos en la pantalla uno se interesa por la integridad física de su personaje. Tal vez la única queja sea la falta de una “chica bond”.
    El diseño de producción llega a impresionar en algunas partes. No se podía esperar menos con un presupuesto de 150 millones de dólares. En Turquía vemos una verdadera persecución en motocicleta por los callejones de Estambul, luego somos transportados por impresionantes tomas a Londres, Shangai, a un casino de ensueño en Macao y de vuelta a Gran Bretaña. Las tomas de los páramos en Escocia al anochecer fueron de mis favoritas.
    Con el final de la película y el tema de adaptación, me pregunto que le depará el destino al agente 007. ¿Significa una renovación de la saga? ¿Será la última con Daniel Craig? Si sigue la dirección que se le ha dado en las tres últimas películas, la serie de 007 tiene para emocionarnos por los próximos 50 años. ¡Véanla inmediatamente!