¿Qué puede decir uno
de las películas de James Bond? ¿Hay explosiones? Sí, muchas. ¿Hay
balazos? Al por mayor. ¿Tenemos emocionantes persecuciones? Varias,
de eso están hechas estas películas. ¿Veremos peleas mano a mano?
Creo cada veinte minutos. Muchos de estos filmes se parecen sin
embargo no por ello dejan de ser un espectáculo digno de verse en
pantalla grande.
Daniel Craig regresa
personificando al emblemático espía británico en Skyfall. En esta
ocasión un misterioso villano está dispuesto a desaparecer el MI6,
la base de espionaje de Inglaterra. Su plan es humillar a la agencia
inglesa robando las identidades de los agentes infiltrados en la red
de terrorismo internacional y mostrarlos en un video en Youtube. No
todo es acabar con la agencia, el antagonista, interpretado por
Javier Bardem, es un ex-espía del MI6 que tiene una vendetta
personal con su directora M (Judi Dench). A pesar de los consejos en
contra, M decide usar a James Bond para resolver el caso, a quien los
años comienzan a hacer estragos. La persecución de Raoul Silva, el
personaje de Bardem, llevará a 007 a lugares exóticos como Turquía,
Shangai, Macao o los desolados páramos de Escocia. James Bond se
enfrentará a un villano que está a su mismo nivel y las
consecuencias tal vez sean inesperadas.
Este es el film número
23 de la saga a 50 años del primero. El encargado del proyecto fue
el reconocido director Sam Mendes a quien recordamos por películas
como “Belleza Americana”, “Camino a Perdición”, “Jarhead”
o “Revolutionary Road”. Mendes ha demostrado ser un director
multifacético que sabe crear tensión en cualquier género que
maneje. Su trabajo en Skyfall deja completamente satisfecho. No sólo
logró combinar la acción de la saga sino que es una de los pocos
filmes de 007 que trata sobre los problemas personales de James Bond
así como su pasado. Por fin podemos ver el lugar donde se crió el
espía así como algunos conocidos de su juventud.
El tema subyacente de la
historia es el reemplazo de lo viejo por lo nuevo, y aquel que no se
adapta al cambio debe desecharse. Tenemos al agente 007 algo viejo y
acabado; M a punto de ser reemplazada en el MI6 por un director más
joven (Ralph Fiennes); la misma desaparición del MI6 considerada
como una institución obsoleta de la época dorada de espías; un
nuevo Q, encargado de la tecnología, que no cuenta con más de 28
años y no confía en los viejos trucos como plumas explosivas y
finalmente el clásico carro de James Bond equipado con metralletas
que finalmente es destruido. Estos elementos hacen de la película no
sólo un típico filme de acción sino un tratado ligero sobre la
adaptación a los tiempos modernos. Aún así no se crea que el filme
es serio, está lleno de trepidante acción que mantendrá al
espectador al borde de la asiento.
Todos los actores están
en su papel. Daniel Craig y Judi Dench lo tienen perfectamente
estudiado. Después de tres películas juntos uno creería que todo
está dicho y aún así logran dar agradables sorpresas. La relación
entre Bond y M es explorada con éxito durante la película mostrando
que M no es de corazón tan frío como parece ser. Javier Bardem
entrega un villano degenerado reflejado en sus maneras estrafalarias
y su cara deforme que funciona en el filme, aunque le faltó crear
esa magia de antagonista inolvidable que ha tenido la serie como
Goldfinger, el Dr. No, Mandíbulas o Le Chiffre. Los motivos de su
venganza son casi pueriles, parece como un niño enojado porque lo
regañó su mamá. Ya para el último acto de la película, su
personaje está más consolidado y creíble. Unas adiciones
interesantes en la actuación son Ralph Fiennes como el nuevo
director del MI6, nada especial ahí; Ben Wishaw como Q, el joven
desaliñado geek que asegura poder hacer más daño con su laptop en
pijama que James Bond en un año, a Wishaw lo vimos en “El
Perfume”; una agradable sorpresa fue Albert Finney como Kincaid, su
papel es tan bueno que con sólo unos minutos en la pantalla uno se
interesa por la integridad física de su personaje. Tal vez la única
queja sea la falta de una “chica bond”.
El diseño de producción
llega a impresionar en algunas partes. No se podía esperar menos con
un presupuesto de 150 millones de dólares. En Turquía vemos una
verdadera persecución en motocicleta por los callejones de Estambul,
luego somos transportados por impresionantes tomas a Londres,
Shangai, a un casino de ensueño en Macao y de vuelta a Gran Bretaña.
Las tomas de los páramos en Escocia al anochecer fueron de mis
favoritas.
Con el final de la
película y el tema de adaptación, me pregunto que le depará el
destino al agente 007. ¿Significa una renovación de la saga? ¿Será
la última con Daniel Craig? Si sigue la dirección que se le ha dado
en las tres últimas películas, la serie de 007 tiene para
emocionarnos por los próximos 50 años. ¡Véanla
inmediatamente!
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