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lunes, 24 de enero de 2011

Micmas: Un plan de locos (Micmas a tire-larigot) - Reseñas - Películas


¿Qué hacer cuando la vida te ha tratado mal? ¿Cuando tu padre ha muerto a consecuencia de una bomba terrestre en algún campo olvidado de medio oriente? ¿Cuando te han abandonado en un internado religioso? ¿Cuando finalmente recibes una bala perdida en la cabeza? La primera impresión sería venganza pero ésta puede ir más allá persiguiendo fines más nobles. En "Micmacs: Un plan de locos", el director francés Jean-Pierre Jeunet nos muestra un ajuste de cuentas que no tiene nada que ver con violentas películas de balas y explosiones (a pesar que las hay).
Bazil (Dany Boon) ha sufrido todas las desventuras que la vida puede ofrecer. Después de recibir una bala perdida en la cabeza y haber sobrevivido gracias a una operación de emergencia decidida con un "volado", se encuentra viviendo en las calles. Es un personaje triste, perdido y solitario. Un día se encuentra con Reo, otro aparente vagabundo El lo invita a conocer a sus amigos en el basurero de París y aquí es cuando la película cambia y se pone realmente interesante. La banda realmente no son vagabundos sino personas extravagantes y raras que por alguna decisión han decidido abandonar la sociedad. Reo y Mamá Guisandera fungen como los padres de la familia, otros miembros son Remington, con la característica de escribir todo lo que sucede; Henri, la bala de cañón humana; la chica elástica, capaz de contorsionarse de las más bizarras maneras; el anciano constructor de juguetes; y Calculadora, una chica capaz de medir cualquier cosa y sacar las cuentas más increíbles. Bazil encuentra a la familia que nunca tuvo sin embargo encuentra otra cosa más: las dos empresas manufacuradoras de armas que acabaron con su anterior vida. Bazil, con ayuda de la pandilla del basurero, deciden acabar con estas empresas usando cientos de tretas y situaciones graciosas.
El fin primordial de la película es mostrar, a través del humor muy bien logrado, el terrible negocio del tráfico de armas. De Fenouillet y Marconi son los mezquinos dueños de las armerías a los que sólo les importa el dinero sin pensar en el mal que hacen al mundo. Jeunet acierta en no volver a sus protagonistas tan malvados como los villanos; Bazil y compañía buscan una venganza, no física sino moral, una reparación de daño al mundo entero.
Durante la hora y cuarenta minutos del filme, nos encontramos inmersos en el extraño mundo de Jeunet. Cualquiera que haya seguido su carrera (Delicatessen, La ciudad de los niños perdidos, Amelie) sabe qué esperar. Jeunet es capaz de encontrar lo más raro del día a día, como el simple hecho de comer camarones, y crear un humor sutil que nada tiene que ver con películas de Adam Sandler o Ben Stiller. La cinematografía, a cargo de Tetsuo Nagata, es hermosa. Cada cuadro es una fotografía que raya en la obra de arte con la clásica manipulación de color que se ha visto en las películas de Jeunet. Su guión es bueno aunque no genial. Pero están garantizadas muchas sonrisas sinceras ante la consumación de planes tan ridículos que uno realmente espera que funcionen. Jeunet logra interesar al espectador en cada uno de sus personajes e intriga cómo resultará el elaborado complot tanto para héroes como villanos.
Definitivamente "Micmas: un plan de locos" no es "Amélie" pero es lo suficientemente buena para sostenerse por si misma. Si están dispuestos a adentrarse al circo de rarezas de Jean-Pierre Jeunet y disfrutar de un excelente humor blanco con mensaje, ésta es su película. ¡Véanla inmediatamente!